Cada año, la llegada de las Fiestas Patrias se marca con desfiles coloridos y vibrantes en todo el país. Los estudiantes, con entusiasmo y dedicación, ensayan durante semanas para participar en estas celebraciones, con la esperanza de obtener un lugar destacado en los desfiles de sus respectivas localidades. Sin embargo, en los últimos tiempos, surge una inquietante pregunta: ¿estos desfiles se han convertido en concursos donde la competencia supera el espíritu patriótico, o siguen siendo una manifestación genuina de amor y orgullo por el país?
De la unidad al concurso
Tradicionalmente, los desfiles de Fiestas Patrias han sido una oportunidad para que los jóvenes demuestren su patriotismo. Al marchar con paso firme y banderas en alto, los estudiantes simbolizan la unidad y el orgullo de ser peruanos. Sin embargo, la creciente tendencia a valorar estos eventos por los puntajes y los premios ha comenzado a desvirtuar su propósito original. La competencia feroz por ser el “mejor” colegio en el desfile ha eclipsado, en muchos casos, el sentido de unión y celebración nacional.
Consecuencias de la competitividad
En este contexto, los desfiles han pasado a ser no solo una demostración de habilidades marciales, sino también una plataforma donde las instituciones educativas buscan destacar por encima de las demás. Este enfoque competitivo puede tener consecuencias negativas, como el aumento del estrés entre los estudiantes y la desmotivación cuando los resultados no cumplen con las expectativas. Más preocupante aún es la posibilidad de que el verdadero significado de las Fiestas Patrias se pierda en medio de esta rivalidad.
La responsabilidad de las autoridades
Paralelamente, mientras los estudiantes se esmeran en sus desfiles, las autoridades parecen enfocarse más en la organización de estos eventos que en abordar las necesidades urgentes del país. En lugar de utilizar las Fiestas Patrias como un momento para anunciar y ejecutar obras que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos, muchos líderes políticos optan por la pompa y el espectáculo. La ausencia de un compromiso genuino por el progreso y el bienestar del país se hace evidente en la falta de iniciativas concretas durante estas celebraciones.
Retomando el espíritu Patriótico
El verdadero patriotismo no debería medirse en puntajes de desfiles ni en la grandiosidad de los eventos, sino en el compromiso de todos, especialmente de nuestras autoridades, por trabajar incansablemente en el desarrollo y mejoramiento del país. Las Fiestas Patrias deberían ser un momento para reflexionar sobre los logros alcanzados y los desafíos por enfrentar, y no solo una ocasión para ostentar y competir.
Es crucial que retomemos el verdadero espíritu de estas festividades. Los desfiles pueden y deben seguir siendo una expresión de patriotismo, pero debemos asegurarnos de que el énfasis esté en la unidad, el orgullo nacional y la celebración conjunta de nuestra identidad como peruanos. Al mismo tiempo, nuestras autoridades deben demostrar su patriotismo a través de acciones concretas que impulsen el progreso del país, para que cada desfile y cada celebración sean un reflejo del Perú que todos aspiramos a construir.