Investigadores de la Universidad Católica de San Pablo han desarrollado con éxito una solución innovadora y accesible para enfrentar las bajas temperaturas en zonas altoandinas del Perú: el panel multicapas térmico, un recubrimiento diseñado para elevar la temperatura interior de las viviendas hasta en 9°C, que protege a las familias de enfermedades asociadas al frío extremo.
Indecopi ha patentado recientemente este panel aislante como modelo de utilidad. El equipo lo instaló en una vivienda rural en el anexo Arenales del distrito de Chiguata, ubicado a 3,286 metros sobre el nivel del mar. La zona, representativa del clima de muchas regiones altoandinas, presenta temperaturas nocturnas que pueden descender hasta los 6°C o menos durante el invierno.
Diseñado con materiales locales como paja, pacas de avena, madera tornillo tratada térmicamente, OSB, drywall, lana de vidrio y cámaras de aire, este sistema tipo “sándwich térmico” permite una mejor retención del calor solar acumulado durante el día, manteniendo el interior de las viviendas cálido durante la noche.
“El panel funciona como un chaleco térmico para la casa, ayudando a conservar el calor y mejorando el confort térmico de las familias expuestas a heladas”, explicó el Mgtr. Raúl Arancibia, uno de los investigadores.

Los beneficios van más allá del confort térmico. Al estar fabricado con recursos locales y de bajo costo, el panel puede ser replicado y adosado a viviendas ya construidas, incluso de adobe o piedra, sin requerir demolición o grandes obras. Esto lo hace viable para comunidades rurales con pocos recursos económicos.
Según estimaciones del Ministerio de Salud, más de 2.3 millones de personas en 14 regiones del país viven expuestas a temperaturas bajo cero. Las “casas térmicas” con este panel se presentan como una alternativa efectiva para enfrentar esta realidad, reduciendo la incidencia de enfermedades respiratorias, especialmente en niños y adultos mayores.
La efectividad fue validada con pruebas en viviendas reales: en casas de adobe se logró incrementar la temperatura en hasta 9°C, y en viviendas de ladrillo hasta 6°C. Además, se incorporó una claraboya en el techo para optimizar la entrada de luz natural, fundamental en zonas donde las casas carecen de ventanas o iluminación adecuada.
El desarrollo fue posible gracias a la investigación aplicada iniciada en 2018 por un equipo multidisciplinario que estudió el comportamiento térmico de la madera tornillo, concluyendo que esta especie, tras ser tratada, resiste mejor la humedad, radiación solar y el ataque de termitas. El proyecto también contó con financiamiento de ProCiencia – Concytec y la participación activa de la Universidad Católica San Pablo (UCSP).
“Queríamos lograr un producto útil, replicable y adecuado a nuestra realidad. La patente nos permite ahora pensar en escalarlo mediante alianzas con el Estado o empresas privadas, y beneficiar a muchas más familias”, señaló la Mgtr. Verónica Pilco, coordinadora del grupo Policom.
La familia beneficiaria, agricultores locales, ya perciben el cambio. “En la casita de piedra pasábamos frío. Ahora, con la casita térmica, se siente mucho más caliente”, relató la Sra. Juan Choque, usuaria del módulo, quien junto a su esposo y nieta ahora vive con más comodidad y menos enfermedades.
Los investigadores proyectan convertir el panel en un producto modular y comercial, que pueda instalarse fácilmente en viviendas rurales con el apoyo de un albañil, como si se tratara de colocar lajas o cerámicos. Esta visión apunta a llevar esta tecnología del laboratorio al campo, marcando un hito en innovación social aplicada al hábitat rural.


